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BICENTENARIO DE LA GRAN PROMESA DEL PUEBLO DE CHILE A LA VIRGEN DEL CARMEN – 14 DE MARZO DE 1818

“EN EL LUGAR DONDE SE DE ESTA IMPORTANTE BATALLA HAN OFRECIDO LOS HIJOS DE CHILE Y LO HAN PROTESTADO SUS MAGISTRADOS ERIGIR UN TEMPLO A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, JURADA PATRONA DE ESTAS PROVINCIAS, EN CONMEMORACIÓN DE ESTE GRAN SUCESO”.

Como un importante preámbulo al Bicentenario de la Batalla de Maipú, días antes se conmemoran los 200 años de la solemne Promesa del pueblo de Chile a la Virgen del Carmen, de levantarle un gran templo en el lugar donde se obtuviera el triunfo definitivo de las armas patriotas, que consolidara la independencia de Chile. Este acontecimiento tuvo lugar en la Iglesia Catedral de Santiago, el 14 de Marzo de 1818.

Era entonces Director Supremo delegado don Luis de la Cruz y presidía la Iglesia de Santiago, el Gobernador interino del Obispado, Monseñor José Ignacio Cienfuegos, determinándose que el día 14 de marzo se llevaría a cabo la renovación de la inmortal promesa de Mendoza a la Virgen del Carmen y la ratificación del Juramento y el voto de un templo.

Las crónicas de la época, junto a un pormenorizado relato del Capellán Julio Tadeo Ramírez, dan cuenta que aquella mañana la Catedral estaba repleta de gente: las Cofradías habían acudido con sus estandartes e insignias, siendo la primera de ellas la del Carmen, que se consideraba como la dueña de casa.

La iglesia estaba revestida con sus cortinajes azules, de gala y con todas sus luces encendidas; cerca del presbiterio se alzaba el trono de la Protectora y Soberana.

El Director Supremo don Bernardo O’Higgins y los altos jefes militares, se encontraban en el sur del país, preparando la heroica empresa de la campaña final por la esperada Independencia y libertad.

Era pintoresca la visión del templo, vibrante de conmoción patriótica. En esa muchedumbre que se apretaba bajo las naves del templo estaba la nación entera:  los magistrados, viejos soldados de la Milicia, los veteranos que no habían podido partir al sur y que constituían la salvaguardias de la capital, las severas matronas de la Patria nueva, socias y cofrades del Carmen, le formaban una guardia de honor a la Reina, y el pueblo soberano que dominaba con sus clamores y su honda emoción.

Una inmensa piedad llenaba el recinto, cuando el obispo, ya anciano, entonó con voz temblorosa la Salve tradicional de los días sábados y un canónigo dirigió breves palabras tan henchidas de sentimiento, que sacudió hasta la última fibra del alma. La gente lloraba.

Luego, con una poderosa voz renovó el juramento de Mendoza y el de Chacabuco: “Proclamar a la Virgen del Carmelo la Patrona de Chile y levantar un templo en el mismo lugar donde se obtuviera la victoria final”.

La muchedumbre repitió lentamente, como martillando en el mismo corazón de la Patria, la fórmula aquella, sagrada, que amarraba a la nación al trono mismo de la Virgen Protectora.

En aquella hora suprema, ancianos y jóvenes ven con el alma la imagen de la Virgen que se alza sobre el recinto metropolitano, sobre la ciudad y abraza toro el territorio amparándolo bajo su manto blanco y sonriendo a sus hijos, que en la misma frontera austral vuelven sus ojos a Ella clamándole amparo…

DESCRIPCIÓN DEL ACTO EN LA GACETA DE SANTIAGO.

Esta magna ceremonia es descrita textualmente en la Gaceta de Santiago, del sábado 14 de marzo de 1818, en los siguientes términos:

En la mañana de hoy se reunieron en la iglesia Catedral de esta ciudad todas las Corporaciones y un concurso numeroso de las demás clases de la población. El Templo estaba iluminado brillantemente; y se observaba por todas partes aquel fervor y devoción a que era digno el objeto de la congregación. Los votos de los habitantes dirigidos al Todopoderoso para que extienda su benéfica y protectora mano, en la presente lucha, es un tributo de nuestro deber cristiano así al Supremo Autor en cuyo poder están los destinos de los pueblos y la suerte de las batallas.

LIBERTAD, JUSTICIA Y FILANTROPÍA son los principios fundamentales de la causa santa que defendemos, y las máximas de la religión que reverenciamos y que nuestros enemigos piensan hollar impunemente. El Dios de la paz, y la clemencia no puede permitir que se derrame sin fruto la sangre de nuestros hermanos que están en el campo del honor.  Él al crear el Universo nos concedió la parte que habitamos y que esos extranjeros nacidos al través de los mares que puso para separarnos de ellos, quieren usurpar y destruir.

En el lugar donde se dé esta importante batalla han ofrecido los hijos de Chile y lo han protestado sus Magistrados erigir un templo a Nuestra Señora del Carmen, jurada Patrona de estas Provincias, en conmemoración de este gran suceso, y como intercesora en nuestros conflictos. Los primeros fundamentos de este edificio serán puestos por los mismos que lo han ofrecido delante de la Cruz; y marcharán desde esta ciudad hasta el lugar de la acción, y que ha de ser el de su misericordia y de nuestras glorias.

Concluida la función, y al ponerse el sol hubieron salvas de artillería en la plaza mayor, conde estaban formados los cuerpos Nacionales de Infantería y Legión de Caballería de Chile. En este día todos los almacenes y tiendas de comercio han permanecido cerrados, ocupándose sólo en las plegarias y devotas meditaciones para que no caiga sobre este país afortunado los HORRORES DE VENEZUELA…

UN PUEBLO QUE DESCONOCE, IGNORA Y OLVIDA SU HISTORIA, SU PASADO, SUS ANCESTROS, SUS COSTUMBRES, SUS PERSONAJES, SUS INSTITUCIONES, SU CULTURA, SU PATRIMONIO Y SUS TRADICIONES, ES UN PUEBLO SIN ALMA, SIN IDENTIDAD, SIN COMPROMISO, SIN ARRAIGO, SIN PERTENENCIA Y SIN FUTURO…

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