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RECUERDOS DEL CENTENARIO DE LA BATALLA DE MAIPÚ

En 1918 al conmemorarse el Centenario de la Batalla, la República Argentina envió una Misión Especial presidida por el Sr. Honorio Pueyrredón, Ministro de Relaciones Exteriores, e integrada por personalidades de las Fuerzas Armadas y Altas Autoridades Religiosas y Civiles.

 Queremos en esta oportunidad recordar algunas de las expresiones vertidas por argentinos y chilenos, en los numerosos actos oficiales, en que participara durante su permanencia en Chile, esa brillante Misión.

 DE NUESTRO MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES SEÑOR GUILLERMO PEREIRA

«La emancipación de Chile en la efemérides de gloria del 5 de abril de 1818, a la vez de poner fin a un largo período de agitaciones y de guerra que se iniciara ocho años antes con la reunión de la primera junta gubernativa, consagró en forma ya definitiva la emancipación de nuestro país y entrada victoriosa en el concierto de los pueblos libres y conscientes de su derecho y de la justicia de su causa.»

«Por eso, señores, al contemplar hoy en todo su relieve el cuadro de gloria que iluminó el sol del 5 de abril de 1818, nuestro pensamiento y nuestro espíritu empapado de gratitud intensa, vuélvese hacia esa legión de héroes que poseídos de fe inquebrantable ofrecieron todo en holocausto para darnos, en medio de sus hazañas inmortales, patria y libertad.»

«Rindámosle, pues, desde el fondo de nuestros corazones, el homenaje que merecen y levantemos un altar en cada uno de nuestros pechos para ofrecerles siempre nuestro agradecimiento, mientras sus monumentos y tumbas gloriosas, escuelas y templos de civismo, se cubren de flores y son objeto de peregrinaciones sin un, y juremos por sus manes inmortales ante el altar de la patria, conservar intactos los legados de honor y de gloria que rubricaron con fuego en cien combates.”

 

DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE LA REPUBLICA ARGENTINA SEÑOR HONORIO PUEYRREDON

«En las exaltaciones patrióticas que se exteriorizan hoy, de uno y otro lado de los Andes, descúbrese el aplauso consciente de los nobles principios que inspiraron aquella lucha y la veneración que la posteridad tributa en todo tiempo a los hombres que, bregando por el triunfo de justos ideales, legan a su patria fundaciones duraderas.»

«Remontándonos a los factores iniciales de la acción emancipadora, hallamos en el esfuerzo común el génesis de nuestra existencia como naciones libres. Los nombres sagrados de aquellos héroes resumen un poema épico que lleva con el soplo grandioso de la pampa y la severidad granítica de la montaña, la vibración idealista de los apóstoles, el ansia de la libertad y el coronamiento triunfal de la justicia. Unidos en un mismo ideal acometieron la magna empresa, y reforzando el vínculo con un sentido afecto, se entregaron confiados los unos a los otros. Por eso fueron eficaces y fueron fuertes.»

«Si ellos pudieran observarnos se sentirían compensados: hemos respondido a su inspiración sublime. Podemos celebrar hoy con ánimo jubiloso el ciclo de guerra que nos dio libertad y a la vez el ciclo de paz, y extraños, acaso hasta por el temperamento, a estériles convencionalismos, gozamos de los beneficios efectivos de una comunidad sin sombras.»

«La amistad entre naciones sin pactos y sin reticencias ni veladas suspicacias, confiándose con lealtad sus respectivas conveniencias, crea vínculos de intensa fortaleza entre los pueblos, como análoga conducta los establece entre los hombres.»

«Señores: Hace hoy un siglo, O’Higgins y San Martín, en el propio campo de Maipo, sellaban con un abrazo la libertad gloriosamente conquistada. Bajo ese impresionante augurio de fraternidad, nacimos a la vida independiente. Sea ese el símbolo clarísimo del destino feliz que nuestras patrias han de seguir cumpliendo, al estrechar en la brega pacífica los vínculos formados en las horas épicas del génesis nacional.»

 DEL DOCTOR LUIS BARROS BORGOÑO

 «Allá, en la ciudad de Mendoza, bulle activa la colmena de los obreros infatigables y ardorosos; allá, se alimenta la fragua donde se funden los bronces de los vencedores y donde en la diaria labor se fortifican los corazones y se acumulan las energías; y allá, entre los azares y las contingencias de la guerra del norte y el latente malestar de las provincias nacionales, se destaca inconmovible, dominadora, con la austeridad que imprime el ejercicio acostumbrado del deber, con la disciplina de los que tienen el don de mando, con la imperturbable firmeza del que realiza una concepción pacientemente elaborada, la figura del capitán del sur, del soldado de la libertad que jamás puso su brazo al servicio de las tiranías y que fue siempre el defensor del orden político de estos pueblos en efervescencia.»

«Y aquí, su émulo de gloria y de sacrificios, el soldado heroico de Rancagua y de Chacabuco, encarnación y reflejo del ejército de la patria, indomable, intrépido, paciente, con voluntad de hierro, esclavo del deber, corona aquella obra militar y política con la preparación del ejército libertador del Perú, la organización de la Marina de Chile y la conquista, para su patria en ciernes, del dominio del mar, que habría de asegurar en el futuro la libertad, el porvenir y la seguridad de la nación.»

«San Martín y O’Higgins entrelazan una cadena de comunes glorias militares y de mutuos esfuerzos, desvelos y sacrificios patrióticos por la redención política de las nuevas nacionalidades.»

«Ellos no son únicamente los guerreros gloriosos que han levantado sus figuras en los campos de batalla; son los libertadores de los pueblos, son los organizadores de la democracia americana; son por todo esto, héroes de la cultura y de la civilización contemporánea.»

«La vida de esos grandes capitanes, de perfecta unidad, aparece orientada por normas de profunda significación moral.»

«Unidos en un mismo pensamiento, dan a su acción libertadora todas las proyecciones de una obra continental; el Paso de los Andes y Chacabuco, son las etapas de la gran jornada llamada a fijar definitivamente la suerte de la revolución americana.»

«Si Maipo afianza la independencia de Chile; aparta el peligro que amenazaba a las provincias argentinas; amaga a la vez en su corazón el poderoso virreinato del Perú y es el signo precursor de su derrumbamiento.»

«Por esto ha podido decir con perfecta exactitud el ilustre Mitre que «la batalla de Maipo por su importancia trascendental, sólo puede compararse a la de Boyacá, que fue su consecuencia inmediata y la de Ayacucho su consecuencia ulterior; pero —agrega el mismo eminente historiador— sin Maipo no habría tenido lugar Boyacá ni Ayacucho.»

«Allí está en breves palabras cristalizada magistralmente la significación del fausto acontecimiento que hoy celebramos.»

«Y es satisfactorio todavía poder declarar, en estas horas angustiosas para la humanidad, que estos dos pueblos de América supieron en un momento de grave divergencia internacional, someter viejas y enconadas querellas a la solución de una justicia arbitral antes que al duro fallo de la fuerza; y elevándose, además, por sobre todas las prerrogativas y delicadas susceptibilidades nacionales, supieron encontrar una fórmula y procedimiento amistoso que les permitiese limitar sus armamentos, aliviando la economía nacional, y alzar en forma permanente el tribunal supremo del derecho que hoy presienten y buscan como la única y soñada solución del porvenir las grandes naciones que se desangran en las tremendas convulsiones de una guerra mundial.»

 

 DEL CORONEL DON MARIANO NAVARRETE, DICHO EN EL CAMPO DE BATALLA DE MAIPO

«La gratitud es la más hermosa de las cualidades que pueden adornar a un pueblo, a la vez que la más justa de las recompensas que las generaciones pueden tributar a sus grandes y abnegados servidores.»

«La gratitud es el rocío que conserva perennemente la frescura de los laureles que la Patria discierne a sus prohombres, de esos laureles con que se premian las virtudes cívicas y que simbolizan en la vida de los pueblos los triunfos de la ciencia, las soberbias creaciones del

arte, las victorias del derecho o las conquistas de la libertad.»

«En nombre de esta cualidad, que es la más noble de las manifestaciones del patriotismo, nos congregamos en el día de hoy en estos históricos llanos de Maipo, consagrados por la leyenda de las homéricas luchas de la Independencia, para celebrar la victoria que hace cien años obtuvo en este sitio el ejército patriota, victoria que acabó con el dominio español, formando la espléndida portada a través de la cual la nueva República debía entrar triunfante en la ancha senda del progreso, a fin de luchar sin descanso por su engrandecimiento económico y social.»

«Es verdaderamente consolador poder decir, después de un siglo de existencia, que los nobles ideales y los afectos que alimentaron los Padres de la Patria se han cumplido y conservado inalterables por las nuevas generaciones. El abrazo que San Martín y O’Higgins se dieron en este sitio, a raíz de la victoria que conmemoramos, une hasta hoy a chilenos y argentinos, unión que la comunidad de origen, la afinidad de intereses y la solución de los futuros problemas de la política internacional sudamericana se encargarán de mantener como una garantía para la tranquilidad del porvenir.»

«La sangre que argentinos y chilenos derramaron en estos campos para darnos los beneficios de la libertad, ha sido fecunda para el progreso y la fraternidad de ambos países. El recuerdo de este hecho, que es un justo título de orgullo para los herederos de tantas glorias, ha bastado, en más de una ocasión, para volver la serenidad a los espíritus que, ofuscados por el celo patriótico, habían olvidado que los lazos de amistad tejidos al calor de esa sangre, no los rompe un mezquino interés: tienen la consistencia de lo eterno y no puede desatarlos ni el egoísmo ni la ambición.»

 DEL GENERAL DON JOSE F. URIBURU, JEFE DE LA DELEGACION MILITAR ARGENTINA

 

«El Gobierno de mi país me ha honrado designándome para representar al Ejército argentino en la conmemoración centenaria de un hecho trascendental y heroico. Trascendental, porque la victoria de Maipo no es sólo el resultado de un afortunado esfuerzo militar, sino también sólida base de otros acontecimientos memorables que culminaron en Ayacucho, cerrando por la vida el capítulo de la emancipación americana. Heroico, porque soldados chilenos y argentinos, mancomunados en un ideal superior, conquistaron laureles imperecederos, forjando con su valor y decisión la fuerza que debía arrancar más tarde jirones del estandarte de Pizarro en el mismo suelo de los incas.»

«Como todos los grandes éxitos militares, fue la obra de un pensamiento genial de una organización adecuada, de una ejecución sabia y enérgica.»

«Síntesis de cruentos sacrificios, de virtudes ancestrales y de impulsos irresistibles, sembró conceptos de honor militar que han hecho escuela en ambos ejércitos, imponiéndonos deberes imperativos a los que no podemos faltar, a los que no faltaremos jamás.»

«Una mirada retrospectiva sobre el campo donde se desarrollaron los prolegómenos de la campaña libertadora, nos permite observar cómo los fenómenos políticos y sociales de un período caótico complican y tuercen los rumbos de la historia, retardando soluciones que la espada de un solo golpe encauza en derroteros definitivos.»

«San Martín y O’Higgins pasan por la prueba del fuego, pero no se abaten ante el infortunio. Centuplicando sus actividades aprovechan el tiempo que les deja el adversario para reconstruir el nervio y la moral del ejército, y, por fin, el 5 de abril de 1818, arrollan en el llano de Maipo los viejos y gloriosos pendones de Castilla, sellando para siempre la independencia de Chile.»

«Un siglo ha corrido desde entonces; los progresos materiales y políticos que hoy exhibimos no se realizaron sin dolor y sin hondos y sangrientos sacudimientos.»

«Democracias inorgánicas, apenas nacidas a la vida independiente, no pudieron eximirse de la inexperiencia y la incapacidad en la práctica del gobierno propio. Además, los abusos del poder, las malas artes en el ejercicio del sufragio y el jacobinismo doctrinario esgrimiendo postulados absolutos, debieron, fatalmente y por turno, engendrar el despotismo y la revolución.»

«Por fin, en este día histórico debe sernos en justicia permitido presentarnos ante el mundo como pueblos cultos, laboriosos y altivos.»

«Y es sugerente que cien años atrás buscáramos por la guerra la finalidad política de las naciones de América, cuando hoy, sin protocolos ni convenios, pero con el verdadero concepto de la soberanía, nos hemos sustraído a ella, afirmando con nuestra actitud la personalidad internacional de ambos pueblos.»

«Si alguna vez sentimos decaer el espíritu, vengamos sobre este campo de batalla y evoquemos los manes de nuestros muertos ilustres, que en su sacrificio ejemplarizador encontraremos la necesaria entereza para cumplir nuestro destino con honor y dignidad. Evoquémoslo, no para dormir sobre sus laureles, paralizando la evolución de las ideas, sino para extraer enseñanzas útiles, determinaciones justas e impulsos vigorosos.»

 

 DEL VICARIO GENERAL DEL EJERCITO ARGENTINO DON JOSE C. ISELLA

«Dios, al estampar en la frente del hombre el primer beso de su infinita caridad, comunicóle con ese soplo de vida dos sentimientos —religión, patriotismo— para que fueran como dos cadenas de oro que le vincularan, la una con el ciclo patria de las felicidades inmortales, la

otra con la tierra querida, en donde se levanta el hogar de nuestros padres, en donde reposan los huesos de nuestros abuelos y reposarán también los nuestros. Religión —patriotismo— base sobre que descansa el edificio de las naciones, fuente de purísimas aguas nacidas al pie de la misma montaña, para regar y fecundar el árbol de la civilización, de la justicia y de la libertad de todos los pueblos del orbe y en todas las latitudes de la tierra. Son los progenitores de los héroes y de los mártires, el aliento del espíritu de los grandes hombres, la inspiración de los sabios, el fuego sagrado que enciende el valor y la hidalguía, las abnegaciones sublimes y los cruentos sacrificios.»

«Ellos sostuvieron el brazo y retemplaron la espada de los grandes capitanes chilenos y argentinos que nos dieran gloria y libertad —ellos fueron la vara misteriosa que hiciera brotar por doquiera héroes y bravos por millares, y abriera la nieve de las montañas, y el cauce de los ríos y el seno de los mares para dar paso a los ejércitos triunfantes de la libertad.»

«No olvidemos, señores, en este día de grata recordación, que los sentimientos de religión y de patriotismo alentaron los pechos chilenos y argentinos de los grandes capitanes que nos dieron gloria y libertad. Que esos sentimientos sean siempre el vínculo indestructible de unión y de verdadera confraternidad de nuestros pueblos, hasta llegar a la consecuencia de nuestros grandes destinos. Que el recuerdo de esta gloriosa fecha, no sirva únicamente para halagar estérilmente nuestra vanidad, sino para sacar de él algo provechoso para nosotros, si es que queremos continuar la obra gigantesca de nuestros padres, siendo el honor de la democracia americana y los porta-estandartes de la libertad en estas regiones del nuevo mundo.»

 

DEL CORONEL DE GRANADEROS A CABALLO GENERAL SAN MARTIN, DON MARTIN BORTAGARAY

«¡ Cien años hoy, que en este propio lugar, la sangre de nuestros antepasados se mezcló en aras de la libertad americana!»

«Por ello, al evocar ese pasado glorioso en esta hora centenaria de Maipo, al traer junto a mi palabra el abrazo cordial del Ejército de mi país, siento una íntima emoción en el espíritu. ¡Y es que, además, señores, habla en mi palabra la voz del soldado, palpita en mi pecho el eco del combate, me envuelve en el instante la gloria del pasado, y traigo, en fin, señores al cabo de una centuria de paz y de armonía, el saludo fraterno del Ejército argentino!»

«¡Llegue a vosotros, camaradas de gloria, el saludo sincero del Ejército de mi patria; llegue él a vuestras almas en franca fraternización de gloria, porque así me fue dado traerlo y porque al pasar por sobre los Andes, se iluminó en el mismo sol que hace cien años besó la bandera de mi patria e hizo que nuestras historias se confundieran y abrazaran!»

«¡ Brindo por que al cumplirse la segunda centuria de la batalla gloriosa que hoy rememoramos, puedan nuestros hijos contemplar un siglo más de paz y de concordia entre nuestros pueblos y puedan también sentirse hermanos, como hermanos nos sentimos nosotros, como hermanos se sintieron nuestros abuelos en la doble fraternidad del dolor y la victoria»!

 

DEL CORONEL ECHAVARRIA

«Señores: Saludemos con el corazón lleno de inmensa gratitud a todos aquellos que en este día pelearon por la causa santa; a Las Heras, ese héroe de Cancha Rayada, la más pura encarnación de la disciplina militar; al bizarro Zapiola, de los legendarios Granaderos a Caballo; a Freire, el infatigable y audaz jinete; al perpetuo vigilante del sueño de la patria y que al decir de Vicuña Mackenna, estaba habituado a dormir sobre la silla de su caballo, apoyado en el puño de su espada; y, finalmente, dando expansión a mi alma de chileno, saludo al  héroe del Regimiento Cazadores a Caballo y de la leyenda popular, al esforzado Bueras, que rindiera noblemente su vida al frente del enemigo.»

«En este día solemne y augusto para nuestra patria y perfectamente convencido de la nobleza e hidalguía que mueve el corazón de nuestros distinguidos huéspedes, os invito a rendir homenaje de respeto y admiración al caballeroso soldado, al intrépido y tenaz defensor de la causa real: el coronel español José Ordoñez, ¡nobleza obliga!, ¡honor a las armas de Castilla, honor a los vencedores de Bailén!»

«Hace cien años que en este mismo día y ya cuando el sol principiaba a declinar en el horizonte, acudía presuroso al campo de batalla el glorioso inválido de Cancha Rayada, y ante el espléndido cuadro de la victoria corre a estrechar entre sus brazos al general don José de San Martín; ese abrazo, señores, cuando era niño, me lo referían mis viejos antepasados y de este hecho guardo tal recuerdo, que jamás se ha borrado de mi memoria y desde aquel día, con una visión muy clara del porvenir, he llegado al convencimiento que el destino de Chile y Argentina fue pactado por San Martín y O’Higgins en el abrazo del 5 de abril de 1818. Ya lo sabéis, mis buenos camaradas argentinos, en pocos días más volveréis a salvar la cordillera y podéis decir que en el suelo araucano existe latente el recuerdo de aquel abrazo, símbolo cierto y seguro de la amistad de ambos pueblos.»

 

 DEL JEFE DE LA DELEGACION NAVAL ARGENTINA CONTRALMIRANTE SEÑOR VICENTE E. MONTES

«Maipo, no es sólo para chilenos y argentinos una batalla ganada, no es tampoco solamente la confirmación de la independencia de Chile.»

«Soy un convencido de que Maipo es la unión eterna de dos pueblos que se sienten capaces y se lanzan unidos a la conquista de la libertad de un mundo. Y hoy, después de un siglo, se mantienen unidos para el sostenimiento de la paz entre las naciones, en busca de la felicitad humana.»

«Maipo es la piedra angular que soporta todo el edificio de la confraternidad hispano-americana».

«Maipo tiene una alta trascendencia política. Sin Maipo, O’Higgins no arma la escuadra con que domina el Pacífico; sin ésta, San Martín no transporta el Ejército Libertador con que invade y conquista el Perú, para la libertad, ni tampoco invade el Ecuador; y, sin estos hechos producidos, ¿quién se atrevería a sostener que Bolívar hubiera pasado al sur de Guayaquil?».

«Destruido el ejército libertador de Maipo, no hubiera sido posible, quizas, detener al ejército realista del Alto Perú, como lo hizo Güemes con su arrojo, con su astucia y sus gauchos.»

«Pero me estoy extendiendo demasiado en asuntos que no me es dado a mí tocar; mis palabras deben ser más de marino.»

«Sin Maipo, O’Higgins no hubiera podido cumplir la segunda parte de estas cuatro líneas que voy a leer:

«Un pequeño ejército disciplinado en Mendoza para pasar a Chile y acabar allí con los godos, apoyando un Gobierno de amigos sólidos, aliando nuestras fuerzas, pasaremos por mar para tomar a Lima». (Párrafo de una carta de San Martín a Rodríguez Peña)».

«O’Higgins arma barcos, convencido de que «de esas cuatro tablas depende la libertad de América», (Palabras de O’Higgins pronunciadas desde los cerros de Valparaíso, al partir las primeras naves.)».

«Y esta naciente escuadra deja desde los primeros momentos ejemplos de valor. O’Brien enseña en la primera acción frente a Valparaíso, cómo debe morir un marino de Chile».

«Más tarde, Blanco Encalada, con la toma de la «María Isabel» y todo su convoy, hace saber al enemigo que el Pacífico ya no le pertenece».

«O’Higgins con su clarividencia, nombra a Blanco Encalada, hijo de las Provincias del Río de la Plata, para mandar esta escuadra, prolongando así el abrazo que se diera con San Martín en Maipo.»

«Después, cuando la magnitud de las operaciones requirió que las fuerzas del mar estuvieran en manos más expertas por su experiencia, O’Higgins nombra para mandar su flota al ilustre marino británico Lord Cochrane, quien en poco tiempo barre las costas del Pacífico de todas las naves que ostentaban el pabellón gualda y rojo; y aquí, en esta tarea, nos encontráis también unidos: Buchardo en su galgo «La Argentina» recorre los lejanos países llevando la noticia de que aquí «se levanta una nueva y gloriosa nación»; y bajando del Norte en el Pacífico, con su cáscara de nuez bate y aprisiona a su vez, naves ibéricas que entrega al Gran Almirante, considerándose dichoso, como Blanco Encalada, de poder estar a sus órdenes».

«Fácil hubiera sido para un país con grandes elementos, armar una Escuadra en aquellos tiempos, pero no para Chile. Sin embargo, para Lord Cochrane no le fue difícil la tarea, con la ayuda del Gobierno, pues encontró almas bien templadas en los chilenos que se lanzaban a las cubiertas de sus buques, y, con estos elementos, su arrojo y pericia, la tarea le fue fácil.»

«El Ejército y la Marina han estado, desde el nacimiento de ésta, siempre unidos: O’Higgins establece esta unión al fundir en el Coronel de Artillería de Maipo al primer Comodoro de su Escuadra, y hoy mismo continúa esta unión. Allí tenéis ese cuadro en el fondo de esta sala: es uno de los momentos más críticos de una de las batallas más grandes que diera el Ejército de Chile: ¡la toma de los cerros en Miraflores! Esa división de valientes chilenos es mandada por un marino, el Almirante Lynch.»

 

DEL AGREGADO CIVIL DE LA MISION ARGENTINA SEÑOR CESAREO BERNALDO DE QUIROZ

«Entornemos los ojos de nuestra imaginación y sentiremos en nuestro interior la emoción que producen las grandes impresiones. Veremos destacarse en la nebulosa del recuerdo dos figuras gigantescas, que se agitan en la contienda más grande de esta parte de América, aquellas dos figuras hermanas en esos pueblos que los Andes unen: O’Higgins y San Martín, que en la jornada del 12 de febrero de 1817 iniciaron la gran página histórica que se proclama en Talca con los resplandores que prometen días de clarísimo sol y que en la tarde del 5 de abril de 1818 irradia sobre los campos de Maipo arrasando con el régimen viejo y dando al mundo una «patria nueva». Estos dos cerebros y dos corazones se funden en ese día en un abrazo, plasmando el pensar y el sentir de dos pueblos, como se plasman dos montañas, movidas y disueltas por la obra de un cataclismo, para los siglos de los siglos. Hoy festejamos el centenario de ese día, dando un alto ejemplo, a las viejas nacionalidades, de las virtudes cívicas y cambiando el antes despectivo «South America» por el honroso nombre de derroteros propios y seguros que tan altamente la dignifican.»

«Es mi augurio que estos dos pueblos desarrollarán sus energías en las luchas internacionales futuras por el engrandecimiento y la prioridad en el mundo con la grandeza y la noble amistad con que nuestros padres supieron emanciparlos, hermanos y amigos, y así verán generaciones no muy lejanas, este trozo de América destacarse.»

«Soy un convencido de las altas virtudes intelectuales, que harán privilegiadas a esta lonja de mundo latino, engarzada como pepita de oro, entre las turquesas de dos océanos, por razones atávicas, por opulencia, belleza y amplitud de suelo fecundo. Hay en nuestro bosques, en nuestro montes, en las aguas que nos bañan, toda la epopeya de una raza generosa e hidalga que fue dueña del mundo, envuelta en el aliento de nuestros mares, en los vientos proliferos de los valles y prendida en los cálices de nuestras flores. Hay injertos de sangre y amor, hechos por aquellos aventureros o soñadores y por aquellos otros guerreros de la cruz, hechos en días aciagos y de convulsión para el pueblo indómito de Galvarino y Caupolicán, que dominaron con sus tribus a ambos lados de los Andes de Arauco, y digo pueblo porque considero uno solo al de Chile y al Argentino, uno por su cuna, por su historia, su religión, su altivez y su nobleza, y uno porque a guisa de inmensa columna vertebral tiene los Andes en que se yergue altivo.»

«Ya de las vírgenes tierras fecundadas por la sangre que vertieron aquellos guerreros, robustos unos como desnudos troncos y otros cubiertos de acero, nacen a raudales las primeras flores con el perfume de la sangre prolífera. También dan los injertos sus frutos agridulce.»

«Labradores del intelecto, hermanos de Chile, todo lo tenemos en nuestro suelo, en nuestra luz, en nuestro sol. Unamos nuestras energías cerebrales como se han unido nuestros vínculos comerciales y políticos; hagamos de los Andes el púlpito común donde contarnos nuestras luchas, nuestras indagaciones y conquistas. Que el alejamiento no exista entre nuestra naciente labor intelectual; que el intercambio sea llano, franco, como pudiera hacerlo entre los componentes de una familia con el solo y noble propósito de que en esta tierra del mañana, nuestra civilización naciente culmine con todo el carácter y la grandiosidad de un continente.»

 

(Memorial del Ejército de Chile, Nº 342, Marzo-Abril 1968).

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